—Bueno —se congratuló—, por fin os tengo… a los dos. —Hizo un ademán para que levantaran las manos. Entonces se percató de que la falsa librera todavía tenía la batería en su mano. —Lánzamela los pies —le exhortó—; muy despacio y sin tonterías. La otra actúo tal como le había ordenado. … Sigue leyendo Relatos tras el café humeante | Las cartas sobre la mesa