
Si tuviera que describirme con brevedad, diría que soy alguien con la experiencia conseguida al alcanzar cierta edad, pero con mucho que hacer y decir todavía; que une a esa experiencia su formación académica, el desempeño de diversas actividades a lo largo de su vida laboral y el hecho de haberse podido relacionar con gentes de diversa índole y de verse envuelto en situaciones que mostraban diferentes carices.
Me definieron, en su día, como dinámico, tenaz, aventurero y romántico; no sé si estoy del todo de acuerdo porque, a pesar de lo vivido, todavía me falta un largo trecho para llegar a ello. Me gusta contar historias, disfrutar escuchando jazz, blues o una balada, acompañado, a ser posible, de esa amiga especial, compañera de tanto tiempo, y de algo de alcohol; me gusta el ron y, cada vez que vuelvo a beberlo, atendiendo a sus diversas elaboraciones y orígenes, me vienen a la memoria los tiempos en los que imperaba el olor de la pólvora negra, el entrechocar de los aceros, la fuerza del viento y el olor a sal llevado por la brisa marina. Los buenos instantes deben vivirse de forma ocasional aunque sin dejar de hacerlo; ser habituales los desmerecería pero su ausencia sería inconcebible.
De una u otra forma, siempre he estado relacionado con la narrativa. Disfruto con los openings y los endings de una película que estén bien materializados, y me gusta observar con atención a los personajes secundarios de ese filme, aquellos tan bien encarnados por sus actores; y la banda sonora, y la fotografía…
Soy uno más, al fin y al cabo, como puede haber muchos otros, que los hay; tan solo deben ser descubiertos por los que les rodean y, lo más importante, descubrirse a sí mismos. Y, en esto, la participación está abierta a todos.