El reto de Lídia Castro Navàs (https://lidiacastronavas.wordpress.com/escribir-jugando/) se basa en una propuesta mensual recogida en su sección Escribir Jugando. Se trata de que los participantes escriban un microrrelato con un máximo de 100 palabras (sin contar el título) siguiendo las condiciones marcadas para el desafío de ese mes. Estas son dos, como requeridas, y una tercera susceptible de ser añadida a las anteriores si los duelistas narrativos se atreven a incluirla en su relato.
Para este mes de julio, en el que he participado con Despertando a las almas petrificadas, el resultado mostrado en la cara de un dado del juego Story Cubes nos ha indicado una de las dos palabras que deben formar parte de la historia y el contenido de una de las cartas del juego Dixit nos ha marcado la segunda, determinándose así las dos condiciones requeridas. En cuanto a la condición adicional, la tercera palabra a tener en cuenta, Lidia ha decidido que en la narración debe aparecer algo relacionado con un invento de su elección.
Así, la cara del dado ha desvelado la figura de un hada; y la carta muestra la imagen de un muñeco, tal vez un robot. Su cabeza y cuerpo son dos latas de conserva, y sus manos y pies están formadas por materiales rígidos y elásticos. Se han remarcado unos ojos en su rostro que no posee ni nariz ni boca, y por la apertura superior de su cabeza asoma lo que parece ser una caja de cartón decorada que hace las veces de cerebro. Finalmente, el violín, ese magnífico instrumento de cuerda creado en 1523, ha sido el escogido para esta ocasión.
¿Es posible dar la vuelta a situaciones desesperadas que parezcan no tener remedio? Se ha podido comprobar a lo largo a la historia. Una persona observadora y objetiva puede llegar a percatarse de cierto detalle que, jugado con acierto, permita volverlo todo a su favor. Y, si ello se acompaña con una cierta dosis de carisma y de magia, como en el relato…
Despertando a las almas petrificadas

Los líderes enfrentados habían intentado pactar, sin éxito.
El respetado sabio propuso un último encuentro; y le encargó a ella que tocara su violín en un concierto para agasajar a los mandatarios. Con su música no solo debía hacerles entender; más aún… debían sentir.
En su camerino, sobre el tocador, un rudimentario juguete construido con restos de latas de las raciones militares. Dentro, una minúscula hada que ella escondió en un pliegue de su vestido; infundiría magia a su violín.
El concierto se inició, la virtuosa solista intervino y el público, puesto en pie, aplaudió.
Y, se firmó la paz.
NOTA: Para escribir el relato me he inspirado en el Concerto de l´Adieu, que forma parte de la banda sonora de la película Dien Bien Phu. Dejo la referencia por si el lector desea deleitarse con ello: Diên Biên Phú – Concerto de l’Adieu (Georges Delerue – 1992)
Gracias a su violín por fin se hizo la paz… Ojalá en la realidad fuese tan fácil. Muy buen micro. 👏👏👏 Saludos
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Estaría bien que pudiera suceder así.
Muchas gracias por tu comentario, Nuria.
Un abrazo.
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Qué bonito, Daniel! Me ha gustado mucho. Has creado magia usando la música de un violín, además de conseguir la paz con la sensibilidad. Muy buen uso de los elementos del reto. Muchas gracias por tu aporte al desafío de este mes. Un abrazo.
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Hola, Lídia.
A pesar de que aún es una utopía, me gusta creer que algún día, no muy lejano, todas las disputas lleguen a solucionarse teniendo en cuenta lo bueno que la música, el resto de las artes y la cultura en sí misma puede aportarnos, y lo que de ellas perderíamos si no somos capaces de evitar la barbarie.
Muchas gracias por tus palabras.
Un abrazo.
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Es curioso pero el violón se asocia más a la paz que otros instrumentos.
Un abrazo 🤗
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Hola, Ratonet.
Cierto es que siento una especial atracción por la forma en la que los instrumentos de cuerda interpretan las obras musicales, aunque también reconozco que disfruto con las ejecuciones llevadas a cabo con los de viento y los de percusión… sin dejar de lado las voces.
Tienes razón con lo de la asociación a la paz; ¿será tal vez porque sus notas neutralizan toda beligerancia?
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
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Pues, tal y como van las cosas, creo que vamos a necesitar unos cuantos violines de esos y un número no menor de hadas que los hagan funcionar. Ojalá la paz pudiera lograrse de esa manera.
Un abrazo.
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Hola, Mj.
Tienes razón; tal como se desarrolla todo… Esperemos que, con el tiempo, tan solo se necesite un violín, con su correspondiente hada, claro.
Muchas gracias por tu reflexión, puesto que también es importante no olvidar la realidad.
Un abrazo.
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