El reto de Lidia Castro Navás (https://lidiacastronavas.wordpress.com/escribir-jugando/) se basa en una propuesta mensual recogida en su sección Escribir Jugando. Se trata de que los participantes escriban un microrrelato de 100 palabras (sin contar el título) siguiendo las condiciones marcadas por el desafío de ese mes. Estas son dos, como requeridas, y una tercera susceptible de ser añadida a las anteriores si los duelistas narrativos se atreven a incluirla en su relato.
Para este mes de noviembre, en el que he participado con Entrando el otoño, el resultado mostrado en la cara de un dado del juego Story Cubes nos ha indicado una de las dos palabras que deben formar parte de la historia y el contenido de una de las cartas del juego Wild Wood Tarot nos ha marcado la segunda, determinándose así las dos condiciones requeridas. En cuanto a la condición adicional, la tercera palabra a tener en cuenta, Lidia ha decidido que en la narración debe aparecer algo relacionado con una flor de su elección.
Así, la cara del dado ha desvelado el instrumento musical conocido como lira y la carta muestra la imagen de dos amantes con sus muñecas entrelazadas con una cinta ritual y ante un árbol cuyo tronco aparece también adornado y recorrido por otra, a modo de altar (el nombre de la carta es: The Forest Lovers). Finalmente, la Madreselva, esa flor que ayuda a aquellos que se obsesionan con el pasado renunciando a vivir el presente, ha sido la escogida para esta ocasión.
Y, siguiendo con mi modo de hacer del mes anterior, también me he atrevido a aplicar las tres condiciones en mi microrrelato. Su título hace referencia tanto a lo que sucedió en su día, como a lo que afecta en el presente al protagonista.
Entrando el otoño

Este lugar donde me recluyen… esta prisión.
Todavía recuerdo, con excelente claridad, como me sedujo aquella dríada en el bosque vedado… como la amé sobre el tapiz de las primeras hojas caídas, bajo la luz de la extraña luna.
Era joven; hace ya mucho tiempo que no tengo esas experiencias.
Si recordar viene de re-cordis, “volver a vivir con el corazón”, ¿por qué no es bueno hacerlo?, ¿por qué este encierro en el jardín de las madreselvas?
Aseguran que ellas me ayudarán; aunque, con solo aspirar su perfume, escucho con nitidez las notas de la lira de mi amada dríada.
Ooooh, me encanta, Daniel! Tiene toques mitológicos (que me apasiona) y encima usas la dríade que es uno de los seres que más me gustan de entre todas la ninfas. Y eso de la etimología de recordar ha sido como una dulce guinda en un relato que me parece magnífico. Enhorabuena por el trabajo. Gracias por tu aporte en el desafío de este mes. Un abrazo.
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Muchas gracias por tu apoyo, Lídia. Cierto es que el mundo de la mitología y las leyendas es capaz de desvelarnos un cúmulo de vivencias, sensaciones, motivaciones y mucho más que sería casi imposible abarcar en su totalidad. A nosotros nos toca profundizar en ello, aunque sea poco a poco. Sabes que para mí es un honor participar en los retos. Un abrazo.
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Es increíble cómo lo has plasmado
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Las propias características de la estación otoñal fueron las que me indujeron a pensar sobre ello y a darle forma.
Me alegro de que te haya gustado y agradezco muchísimo el comentario.
Un saludo.
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