Esta vez me he tomado la licencia de recoger el guante arrojado.
El reto de Lidia Castro Navás (https://lidiacastronavas.wordpress.com/escribir-jugando/) se basa en una propuesta mensual recogida en su sección Escribir Jugando. Se trata de que los participantes escriban un microrrelato de 100 palabras (sin contar el título) siguiendo las condiciones marcadas por el desafío de ese mes. Estas son dos, como requeridas, y una tercera susceptible de ser añadida a las anteriores si los duelistas narrativos se atreven a incluirla en su relato.
Las condiciones se materializan de la siguiente forma: el resultado mostrado en la cara de un dado del juego Story Cubes nos indica una de las dos palabras que deben formar parte de la historia; y el contenido de una de las cartas del juego Wild Wood Tarot nos marca la segunda. La condición adicional, la tercera palabra a tener en cuenta, suele ser a libre albedrío de Lidia y puede estar relacionada con algún aspecto de su vida diaria.
Para este mes de septiembre en el que he participado con El barco oscuro, la cara del dado mostraba un arco con una aljaba de flechas, por lo que la palabra a utilizar podría ser: arco, aljaba, flecha. La información mostrada en la carta hacía referencia a una celebración, por lo que la segunda palabra tendría relación con ello. En cuanto a la condición adicional, se trataba de apareciera en la narración algo relativo a la flor Red Chestnut (Castaño rojo).
Como duelista principiante, me quede con las dos primeras y dejé a un lado la condición adicional, aunque no descarto realizar futuras nuevas tentativas…
El barco oscuro
Habían sorteado quién sería el afortunado que tuviera que disparar la flecha ya cargada, un Tipo III nueva generación; podía estallar dentro del tubo al ser lanzado.
En la torre de control, el comandante calculaba. La presa: barco de gran tonelaje con luces apagadas, hecho que le autorizaba a hundirlo.
En el barco, alguien se afanaba en unas reparaciones.
En el compartimento aislado, el torpedero finalmente abrió fuego. La flecha partió. Sesenta segundos… treinta… diez… ¡El torpedo no estalló!
El comandante observó… Entonces, el barco encendió sus luces rojas. ¡Un buque hospital! Suspiró aliviado. Se imponía celebrar el haber fallado.
La Narrativa de Daniel A.M. 
Daniel, primero que nada, bienvenido al espacio de escritura «Escribir Jugando», gracias por participar en el desafío del mes de septiembre. Veo que has creado un micro muy diferente, en el que el objetivo era abatir un barco con una flecha que falló. ¡Y menos mal! Buen uso del objeto del dado, me cuesta ver la carta reflejada en tu historia, ¿quizás en una celebración final por haber fallado el objetivo? jajaja (podría ser…). En cualquier caso, has hecho un buen trabajo. Muchas gracias por tu aporte. Un abrazo y hasta pronto.
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Muchas gracias, Lidia. Es un honor participar. Sí, realmente la celebración estaba causada por haber errado contra la presa que resultó ser un buque hospital. Aunque quedaría reducida al seno de la tripulación y a las pocas viandas de que dispusieran en tiempos de guerra.
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